Historia de una Guarimba que fue otra cosa.
Cuando era niño, me divertía jugando con mis amigos y vecinos de la calle
Ricaurte de Palo Negro. Aparte de jugar algunas caimaneras,
chapitas, pelota de goma contra un muro, en el cual marcábamos un
recuadro como zona de strike. Contra aquel muro nos creímos grandes bateadores
o pitchers, allí junto a Cirilo, Fabián, Juan, Concho, Alejandro, Jorge y
alguno que otro tarajayo nos sentimos Roberto Muñoz o David
Concepción.
También jugábamos el escodío, el loco paralizao (o paralizado), ladrón
librao, fusilao, la ere (este último derivado de un juego en tiempo de mis
padres y mis abuelos, conocido como Gárgaro Malojo) y muchos más, estos
últimos juegos tenia la propiedad de que hacíamos de un poste, un árbol, alguna
pared o el capo de un carro estacionado en nuestra calle, el lugar de resguardo
para estar a salvo de nuestros perseguidores. Ese lugar de resguardo, ese
espacio decretado y nombrado por nuestra vos, era respetado por una ley
inexistente en documento pero presente por obra y gracia de nuestra imaginación
y por el poder y los valores que nos confiere ser niños. Ese lugar para estar a
salvo en el entonces lo denominábamos LA GUARIMBA, pero esa guarimba de mi
infancia, era un lugar mágico, un espacio único donde no podía ser alcanzado
por el Loco Paralizao, era un árbol protector contra cualquier intento de
hacerme contar hasta 20 0 30 mientras los otros se escondían. MI
GUARIMBA, me protegía, me resguardaba, me libraba, me mantenía a
salvo. Ese nombre de mi infancia, para mi mágico me acompaño durante mucho
tiempo. Ya en los años 80 cuando me la pasaba curucuteando en la Biblioteca
Agustín Codazzi, de Maracay puso en mi mano el poeta Hary
Almela, el poemario Árbol que crece torcido, de Rafael Castillo Zapata,
miembro del no menos prestigioso Grupo Trafico, la primera parte del
poemario es llamada; LA GUARIMBA ENCANTADA, y coloca
acertadamente como epígrafe de esta primera parte unos versos de Juan Liscano,
que dicen: “Cayo herida la plaza de mi infancia/ el gárgaro de entonces,
la guarimba encantada” Eso me reconecto con aquella frase y por
ello ya a mediado de los 90 decidí colocarle a la agrupación de Teatro Infantil
LA GUARIMBA ENCANTADA, y nos planteamos los actores del entonces: Eduardo
Ledezma, Adrián Vargas, Juan Martín Rivas, Laila Colmenares, Nathalia
Velásquez, Fernando y Euclides Colmenares, que cada función fuese
para los niños como un lugar para resguardarlos de la aborrecible cotidianidad,
que fuese como llegar a un gran árbol mágico que al atravesarlo ganaban un
refugio para vivir sus fantasías. Con este grupo realizamos como 4 montajes
infantiles con muy buenas temporadas, era tal la aceptación que nuestro amigo
Víctor Ramírez (PIPO) no hizo una canción de lo más pegajosa que al
momento la incorporamos en nuestras funciones de las cuales los niños del
entonces salían del teatro cantándola, LA GUARIMBA ENCANTADA, estaba en la boca
de nuestros niños sonrientes y la prensa empezó a reseñar nuestros espectáculos
y seguían los sueños.
De pronto, una mañana cualquiera la agrupación vio como la prensa comenzó a
colocar nuestro nombre en grades titulares, la radio ya hablaba de LA GUARIMBA,
La televisión también la tomaba en cuenta, pero no para hablar de teatro, de
música, de niños, de sueños, de fantasía, de situaciones encantadas, sino como
foco de perturbación. Grupo de manifestantes decidieron erróneamente llamar a
sus barricadas Guarimbas, y como sus acciones no era para nada hermosas como lo
que nosotros hacíamos, la nueva guarimba, que nunca fue ENCANTADA a pesar de
eso cobro notoriedad y fama, y recursos, para sostenerse, para hacerlas más
explosivas, letales, y entonces la guarimba estuvo en boca de cuanto personaje
importante del país aparecía en televisión. Y LA GUARIMBA ENCANTADA, la de
los sueños se fue despareciendo por que decir: __ ven a ver la obra “Viaje en
un barco pirata” o “Uy que miedo” con La Guarimba Encantada__ era un riesgo de
rechazo en el mejor de los casos y en el peor que llegaran unos locos con
cauchos y bolsas de basura al teatro a hacer barricadas en el foyer mientras
quemaban bolsas de basura en el proscenio y restringían el paso a los niños a nuestra
función, como le prohíben el paso a una anciana que requiere ir
urgente al hospital.
Es una locura denominar Guarimba, a un lugar que no me resguarda, no me
salva, no me refugia, no me protege, sino que me agrede, me hiere, me asusta,
me apresa, me contamina, me secuestra, me deshumaniza, me mata. Porque una
guarimba tal y como conté en un principio es MÁGICA, pero es que hasta
la palabra y su verdadero origen contradice la locura que es
hoy. Guarimba tiene su raíz en GUARIBA que es una especie de
híbrido ya que el lexema o raíz guari- viene del alto alemán
Warjgan, con el significado de refugiarse o guarecerse, lo
mismo que su derivado guarida; esta última es peyorativa porque tuvo
entre sus significados “refugio de bestias o animales salvajes” y por extensión
“de gentes de mal vivir”. Y en cuanto a la terminación –imba puede haberse
formado, a partir de guarida considerado culto a pesar de su carácter
peyorativo y derivar en –imba por influencia de voces de origen africano
como bemba, bimba y no precisamente por el significado de estas
voces.
¿Cómo se transformo en locura? ¿Cómo llego a ser sinónimo de barricada? ¿Cómo
se llegó a esas locas significaciones? De seguro el cambio léxico o semántico,
es producto del ejercicio de una actividad que se repite y se repite con un
nombre que no le corresponde, hasta sustituir el significado real de la
palabra, por la deshonrosa actividad que se practica. Algo así
como lo dicho por Maquiavelo, "Una mentira repetida tantas veces se
convierte en verdad" Así la Guarimba que conocimos comenzó a
mimetizarse con la violencia y a significar no el resguardo, el refugio,
el amparo, sino la actividad violenta que todos hoy conocemos.
Ojala algún día volvamos a escuchar la palabra Guarimba sin miedo y
podamos sentirnos como niños que juegan y saben que poseen un lugar de resguardo,
un espacio respetado creado por una ley inexistente en documento oficial pero
presente por obra y gracia de nuestra imaginación y por el poder y los valores
que nos confiere la magia de volver a ser niños dentro de una GUARIMBA
ENCANTADA.
Autor: Lido. Hernán González Díaz © 1/2
Venezuela.- Estado Aragua
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E-mail: hergonzalezdiaz@gmail.com
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