jueves, 27 de marzo de 2014

Historia de una Guarimba que fue otra cosa.

Cuando era niño, me divertía jugando con mis amigos y vecinos de la calle Ricaurte de Palo Negro. Aparte de jugar algunas caimaneras, chapitas,  pelota de goma contra un muro, en el cual marcábamos un recuadro como zona de strike. Contra aquel muro nos creímos grandes bateadores o pitchers, allí junto a Cirilo, Fabián, Juan, Concho, Alejandro, Jorge y alguno que otro tarajayo nos sentimos Roberto Muñoz o David Concepción.   

También jugábamos el escodío, el loco paralizao (o paralizado), ladrón librao, fusilao, la ere (este último derivado de un juego en tiempo de mis padres y mis abuelos, conocido como  Gárgaro Malojo) y muchos más, estos últimos juegos tenia la propiedad de que hacíamos de un poste, un árbol, alguna pared o el capo de un carro estacionado en nuestra calle, el lugar de resguardo para estar a salvo de nuestros perseguidores. Ese lugar de resguardo, ese espacio decretado y nombrado por nuestra vos, era respetado por una ley inexistente en documento pero presente por obra y gracia de nuestra imaginación y por el poder y los valores que nos confiere ser niños. Ese lugar para estar a salvo en el entonces lo denominábamos LA GUARIMBA, pero esa guarimba de mi infancia, era un lugar mágico, un espacio único donde no podía ser alcanzado por el Loco Paralizao, era un árbol protector contra cualquier intento de hacerme contar hasta 20 0 30 mientras los otros se escondían. MI GUARIMBA,  me protegía, me resguardaba, me libraba, me mantenía a salvo. Ese nombre de mi infancia, para mi mágico me acompaño durante mucho tiempo. Ya en los años 80 cuando me la pasaba curucuteando en la Biblioteca Agustín Codazzi, de Maracay  puso en mi mano el poeta Hary Almela,  el poemario Árbol que crece torcido, de Rafael Castillo Zapata, miembro del no menos prestigioso Grupo Trafico, la primera parte del poemario  es llamada; LA GUARIMBA ENCANTADA,  y coloca acertadamente como epígrafe de esta primera parte unos versos de Juan Liscano, que dicen: “Cayo herida la plaza de mi infancia/ el gárgaro de entonces, la guarimba encantada” Eso me reconecto con aquella frase y por ello ya a mediado de los 90 decidí colocarle a la agrupación de Teatro Infantil LA GUARIMBA ENCANTADA, y nos planteamos los actores del entonces: Eduardo Ledezma, Adrián Vargas, Juan Martín Rivas, Laila Colmenares, Nathalia Velásquez,  Fernando y Euclides Colmenares, que cada función fuese para los niños como un lugar para resguardarlos de la aborrecible cotidianidad, que fuese como llegar a un gran árbol mágico que al atravesarlo ganaban un refugio para vivir sus fantasías. Con este grupo realizamos como 4 montajes infantiles con muy buenas temporadas, era tal la aceptación que nuestro amigo Víctor Ramírez (PIPO)  no hizo una canción de lo más pegajosa que al momento la incorporamos en nuestras funciones de las cuales los niños del entonces salían del teatro cantándola, LA GUARIMBA ENCANTADA, estaba en la boca de nuestros niños sonrientes y la prensa empezó a reseñar nuestros espectáculos y seguían los sueños.
De pronto, una mañana cualquiera la agrupación vio como la prensa comenzó a colocar nuestro nombre en grades titulares, la radio ya hablaba de LA GUARIMBA, La televisión también la tomaba en cuenta, pero no para hablar de teatro, de música, de niños, de sueños, de fantasía, de situaciones encantadas, sino como foco de perturbación. Grupo de manifestantes decidieron erróneamente llamar a sus barricadas Guarimbas, y como sus acciones no era para nada hermosas como lo que nosotros hacíamos, la nueva guarimba, que nunca fue ENCANTADA a pesar de eso cobro notoriedad y fama, y recursos, para sostenerse, para hacerlas más explosivas, letales, y entonces la guarimba estuvo en boca de cuanto personaje importante del país aparecía en televisión. Y LA GUARIMBA ENCANTADA,  la de los sueños se fue despareciendo por que decir: __ ven a ver la obra “Viaje en un barco pirata” o “Uy que miedo” con La Guarimba Encantada__ era un riesgo de rechazo en el mejor de los casos y en el peor que llegaran unos locos con cauchos y bolsas de basura al teatro a hacer barricadas en el foyer mientras quemaban bolsas de basura en el proscenio y restringían el paso a los niños a nuestra función, como le prohíben el paso a una anciana que requiere ir urgente al hospital. 
 Es una locura denominar Guarimba, a un lugar que no me resguarda, no me salva, no me refugia, no me protege, sino que me agrede, me hiere, me asusta, me apresa, me contamina, me secuestra, me deshumaniza, me mata. Porque una guarimba tal y como conté en un principio es MÁGICA, pero es que hasta la palabra y su verdadero origen contradice la locura que es hoy.  Guarimba tiene su raíz en GUARIBA  que es una especie de híbrido ya que el lexema o raíz guari- viene del alto alemán Warjgan, con el significado de refugiarse o guarecerse, lo mismo que su derivado guarida; esta última es peyorativa porque tuvo entre sus significados “refugio de bestias o animales salvajes” y por extensión “de gentes de mal vivir”. Y en cuanto a la terminación –imba puede haberse formado, a partir de guarida considerado culto a pesar de su carácter peyorativo y derivar en –imba por influencia de voces de origen africano como bemba, bimba y no precisamente por el significado de estas voces.
¿Cómo se transformo en locura? ¿Cómo llego a ser sinónimo de barricada? ¿Cómo se llegó a esas locas significaciones? De seguro el cambio léxico o semántico, es producto del ejercicio de una actividad que se repite y se repite con un nombre que no le corresponde, hasta sustituir el significado real de la palabra,  por la  deshonrosa actividad que se practica. Algo así como lo dicho por Maquiavelo, "Una mentira repetida tantas veces se convierte en verdad"  Así la Guarimba que conocimos comenzó a mimetizarse con la violencia y a significar no el resguardo, el refugio, el amparo,  sino la actividad violenta que todos hoy conocemos.

 Ojala algún día volvamos a escuchar la palabra Guarimba sin miedo y podamos sentirnos como niños que juegan y saben que poseen un lugar de resguardo, un espacio respetado creado por una ley inexistente en documento oficial pero presente por obra y gracia de nuestra imaginación y por el poder y los valores que nos confiere la magia de volver a ser niños dentro de una GUARIMBA ENCANTADA. 

Autor: Lido. Hernán González Díaz © 1/2
 Venezuela.- Estado Aragua
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