Durmiendo Con El Enemigo.
Por:
Hernán González Díaz
@herteatronan
Para
llegar a donde pretendo ir lo primero es preguntarse:
¿Qué es una comunidad?
Resp: Es un conglomerado social de
familias, ciudadanos y ciudadanos que habitan un área geográfica determinada,
que comparten una historia e intereses comunes, se relacionan entre si, usan
los mismos servicios públicos y comparten necesidades y potencialidades.
Luego
nos preguntamos ¿Qué es un Consejo Comunal?
Resp: Es una instancia de
participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias,
grupos sociales, ciudadanos y
ciudadanas, que permiten al pueblo organizado ejercer directamente la gestión
de políticas públicas y proyectos, orientados a responder a las necesidades y
aspiraciones de la comunidad en la construcción de una sociedad de equidad y
justicia social.
Y
miren que a pesar de ser una extraordinaria herramienta y a pesar de que ya han
transcurrido varios año de que fue puesta en ejecútese la ley de los Consejos
Comunales, una gran mayoría de estos, no se adaptan al funcionamiento de lo que
debe ser una organización, incluso se ha observado que en consejos comunales,
de 13 voceros del órgano ejecutivo trabajan sólo tres. Esto último no se
corresponde con los principios que rigen un consejo comunal, y yo vuelvo a
preguntar ¿Cuáles son sus principios?
Resp: Corresponsabilidad, Cooperación, Solidaridad,
Transparencia, Rendición de Cuentas, Honestidad, Eficacia y Eficiencia, Responsabilidad
Social, Control Social, Equidad, Justicia, Igualdad Social y de Género. Entendiendo
la realidad expuesta de lo que es una comunidad, un consejo comunal y sus
principios, uno sigue preguntándose, sucede algo así en nuestras
barriadas. Si, claro que sucede, pero debemos
aclarar que por lo regular del total de miembros trabajan solo tres (cuando hay
suerte), mientras los otros, los que fueron electos o habitan en la comunidad,
sólo se dedican a hacer oposición, porque aclaremos, el consejo comunal es la
representación de la comunidad, no la comunidad, esta última debe participar
activamente en estrecha comunicación.
Un
Consejo comunal que trabaja y tiene logros de seguro tiene mucha gente a favor,
pero no es menos cierto que tendrá algunos que otros en contra. Justo aquellos
que siempre han estado aspirando sin poder llegar por falta de liderazgo. Fíjense,
algunos de los que llegaron a voceros o voceras, arropados en la sombra de
auténticos líderes, de seguro serán los opositores de quienes si trabajan. Que
bueno que exista oposición, celebramos que difieran porque muestra otros
posibles caminos. Pero dejemos claros, que una oposición, una que se precie de
serlo, una oposición sensata, aunque sea en un consejo comunal, una junta de
condominio, una del equipo de pelotas del barrio, debe por lo menos ser una que
contribuye, colabora, construye, pues la
oposición sabe (o al menos debería saber) que los logros son beneficios para el
colectivo.
Ojala el resto de los miembros de los consejos
comunales, (esos que se eligen y al ver que no pueden hacer lo que les viene en
gana se van), dejaran a un lado sus ambiciones mezquinas y se incorporaran a
sus trabajos, que bueno seria ver un consejo comunal, que respeta los diversos
liderazgos, un consejo comunal donde funcionen los: Comités de agua, Comités de
salud, Comité de tierra, Organizaciones de mujeres, Organizaciones de
campesinos y campesinas, Clubes deportivos y grupos culturales, Organizaciones
estudiantiles, Organizaciones juveniles, Frentes, Organizaciones de
trabajadores y trabajadoras, Asociaciones civiles, entre otras que se pueden
crear.
Niños de Barrio El Carmen |
Eso
que describimos en lo que muchos podrían considerar pequeño, como son los Consejos
Comunales, es reflejo de lo que acontece a nivel nacional, donde unos pocos al
ver la escases de liderazgo en ellos se dedican a la quema, el saqueo, la
agitación o sea a montar GUARIMBAS para la destrucción de la paz ciudadana y socavar
las bases de una democracia. En fin dentro del GRAN COSEJO COMUNAL que pudiera
ser el país, donde se hacen constantes llamados al trabajo y la construcción
del país que soñamos, vemos con tristeza que los pocos que se suman sólo intentan
detener el avance. Por tanto no nos queda más que concluir que estamos durmiendo con el enemigo.
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